Poemas

La mano

Menudo habitáculo el colectivo, como para envasar sardinas, dice un pasajero, como piojo en costura, acota la mujer del medio y siguen subiendo en cada esquina, como si nada.
Súbita frenada y los cuerpos se inclinan sobre otros cuerpos con olor a humanidad acumulada, cuando una mano toca y un hombre y una mujer que ni una mueca en el momento que la mano busca, recorre sin que la femenina ceja ni siquiera se modifique porque son tres: hombre, mujer, mano hasta otra esquina ¡Qué frenada!
Y alguien desciende tirando de su saco, recuperando bolso paraguas para que bajen mujer y mano.

Ana María Mopty de Kiorcheff-

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