Poemas

Noche

Se acerca un instante
de melodía en el bosque
que transforma las fuentes
en llamas alienadoras.
Van trazando mil arabescos
de añiles flores irisadas
que emanan locos latidos
nacidos de rangos añejos.
La luna se asoma alba
arrojando la leda lumbre
que penetra en caricias
al cielo que le fascina.
Y organiza en su esmero
las siluetas elegantes
para buscar los ecos
que se sueltan en tropel.
Una ráfaga reluce
en la cascada de plata
cuando apunta el albor.
Allí cierra el momento
amical de deseos cautivos,
llevados a las estrellas
terciando vastas utopías.
El orillo de una meta
gesta latente las brisas
que moran complacientes
en la rasgada esencia añil.
Y el flagrante consuelo
le murmura el tibio candor
de válidas auroras distantes
en los jardines del espacio.

 

Nilda Irsa Garbarino-

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