Invade al ambiente un aroma de recuerdos,
murmullos compasivos empañan el cristal
que me lleva a la necedad del silencio.
Cielo sin luz acoge palabras en ruinas,
hieren los oídos… duelen más adentro,
mi rostro sin esencia
busca en las sombras la tristeza de su sangre:
Solo encuentra eco adormecido.
Soledad en el tumulto, penumbras en la luz,
maldad en los salmos,
explica los rasgos
del inerte sentimiento que yace interrogante
en el alojamiento del alma.
Se quiebra la angustia en gritos
que en el silencio se pierden,
el olvido se triza en mil que lo cubre todo.
La espera se termino al fin,
mi alma se evapora en el mundo,
incertidumbre de ignorar
lo que ahora soy.
Alberto Álvarez Ramos-