Poemas

De espejos, poemas y suicidios

Basta un pequeño olvido

un instante de distracción

y las agujas del reloj

inician

un tiempo propio para cada gesto.

Entonces

los espejos no sirven para reflejarnos:

es nuestro rostro que repite la figura

unidimensional y fría

dibujada en el vidrio.

 

Puede multiplicarse nuestra boca

para llenar el espacio de sonidos.

Pueden superponerse nuestros ojos,

ubicarse en el medio de la frente

para competir con Júpiter

sobre el dominio del aire y del cielo.

Puede haber la voluntad

de destrabar las entrañas

y producir ese vómito atrasado

que escarbaba la memoria.

Es posible que los pómulos

acompañen la violencia volcánica

acumulada contra uno mismo

contra el propio silencio.

 

También el suicidio tiene cabida,

se puede repetir la figura neutral

y justificar la impasividad del espejo.

 

Todo es probable tratándose de espejos,

han acumulado en sucesivas estaciones

las ínfimas señales de cada poro,

los signos de cada paso de las horas,

los desvaríos que provoca un olvido

un poema… un instante de distracción.

Todo es probable tratándose de espejos,

sólo ellos desnudan nuestro rostro:

sospechoso cómplice de uno mismo

o con la palidez indiferente del idiota

cuando acaba de orinarse en público.

 

Reynaldo Uribe-

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