Poemas

Reloj incansable

Sos como el compás del pulso,

el fondo sonoro del destino,

al que no le permites escapar

al que le obligas a compartir tu ritmo.

 

La torre, el hombre, las paredes,

sostienen tu esqueleto circulante

que dirige -sin saber- el laberinto

que se manifiesta silencioso en tu cuadrante.

 

Vigilante de altura o de muñeca

según estés en el hombre o en la iglesia.

Tus manos incansables nos señalan

la dirección exacta para alcanzar la meta.

 

Así se desarrolla el alma,

cumpliendo con segmentos de camino.

Así crece y se degrada el cuerpo

asumiendo el vaivén de su destino.

 

Un día llega en que marcas el fin,

no de los tiempos, el del latir sin tregua

de quien, como vos, comienza en un instante

y como tus agujas no se entrega.

 

Termina así el segmento otorgado

para el reloj interno que nos dieran,

mientras tú sigues actuando con desvelo

porque marcas el tiempo de la tierra.

 

Laura Beatriz Chiesa-

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