Poemas

El musgo y la calma

Solo, en la penumbra,

el sobreviviente del mar

tiende su planicie verde

sobre la larga pétrea

y descansa.

 

Cómodo en el muro

instala sus vegetaciones

de orden

y constancia

y como el antiguo reptil

que lo horadaba,

ama la húmeda

colonia de la sombra.

 

En espera silente,

busca en el cielo

el ángel de la lluvia

y su médula seca, entonces,

bebe el diminuto manantial

pasivamente

 

Es bueno sentir

su presencia

compañía de la calma

y el silencio.

 

Pisadas ausentes, a veces

lastiman ese pequeño, gran mundo

esparcido

 

o un caballo, también,

 

roza la frágil, fina capa

de verde, verde musgo

¿Hay lágrimas,

en los pequeños filidios?

 

Todos hemos pisado,

alguna vez,

el tendido musgo,

nuestra calma.

 

Amalia Mercedes Abaria-

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