Cada día sin orillas se levantan
el árbol, la fuente, los ríos
hacia todas partes, desbordando
el cuerpo y la flor que sangra.
¡Alegría! Corre el agua
por el prado y la palabra.
Veo un pastor en su canoa
debajo de su brazo está su único hijo
hace muchos años enterrado,
veo que la luna torna en un nuevo día
luz y aire
un río inmenso, voces
y mientras el mundo comienza a girar en otro sentido
siento al amor iluminar mi salón silencioso
mi espacio abierto.
Julián de la Torre-