Poemas

María de las Nieves

-¡Espeluznante, gordo, espeluznante!- gritaba María de las Nieves, dando vueltas en el patio de su casa. Giraba como un trompo y se caía… y volvía a levantarse. Los vecinos se asomaban para verla y en el mismo remolino perdían su equilibrio. El padre de María de las Nieves observaba la escena sin moverse, aferrado con temor a las patas de su silla. Sus sobrinos más pequeños se escondían en la cama…
-¡Espeluznante, gordo, espeluznante!- coreaban las hermanas de María de las Nieves, sin saber hacia dónde desplazarse…

 

Horacio Laitano-

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