Aquí, de pie,
sobre la fortificación última de la Bastilla,
convoco tus fantasmas libertarios
y un viento de banderas
acaricia mi frente.
Mientras, mi voz se une
a la tríada genial:
Liberté, Egalité, Fraternité.
Hoy la prisa y el vértigo,
París, te cercan insaciables.
Sólo yo, aquí,
inmerso en el misterio
siento que vuelve el fragor de la batalla
en lejanísimos ecos invencibles.
Y en un viaje sonámbulo
me arrastra sorprendente
-tras tus mágicas palabras redentoras-
un viento de banderas.
Aquí, de pie,
sobre la fortificación última de la Bastilla:
Liberté, Egalité, Fraternité.
Gerardo Molina-