Poemas

Acacia

Converso con la acacia

que está florida como un mar de espuma.

¿Por qué, poeta, no me ven tus ojos

que ayer me presentían en el llanto?

Para no lastimarla es mi voz suave.

La miro ahora desde el fin del mundo,

desde el árbol primero de la tierra.

La miro ahora desde el alto día

en que se abrieron todos los retoños

en el arco del cielo resonante.

Vivo más allá del sufrimiento.

Hasta el amor se me trizó en los ojos,

y me vistió de lentas golondrinas.

Converso con la acacia

-racimo de marfil, vaso de lumbre-

y detrás de mis hombros amanece

el signo teologal de la esperanza

y hay un rumor de cera que desciende

de las dulces pestañas de las manos

 

Ángel Cruchaga-

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