Poemas

Huésped sin sombra

 

Nada deja mi paso por la tierra.

En el momento del callado viaje

he de llevar lo que al nacer me traje:

el rostro en paz y el corazón en guerra.

 

Ninguna voz repetirá la mía

de nostálgico ardor y fiel asombro.

La voz estremecida con que nombro

el mar, la rosa, la melancolía.

 

No volverán mis ojos renacidos

de la noche a la vida siempre ilesa,

a beber como un vino la belleza

de los mágicos cielos encendidos.

 

Esta sangre sedienta de hermosura

por otras venas no será cobrada.

No habrá manos que tomen, de pasada,

la viva antorcha que en mis manos dura.

 

Ni frente que mi sueño mutilado

recoja y cumpla victoriosamente.

Conjuga mi existir tiempo presente

sin futuro después de su pasado.

 

Término de mí misma, me rodeo

con el anillo cegador del canto.

Vana marea de pasión y llanto

en mí naufraga cuanto miro y creo.

 

A nadie doy mi soledad. Conmigo

vuelve a la orilla del pavor, ignota.

Mido en silencio la final derrota.

Tiemblo del día. Pero no lo digo.

 

Meira Delmar-

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