Desnuda
en todos mis intersticios
se ve la flama marcando el nombre.
II
Hay un poder oculto
Reclamando
la caricia de sus dedos y su boca.
III
La fuente se derrama
en deseos
La prohibición, los condena
los mata, los entierra.
IV
Su recuerdo reaparece
telaraña opresora
tejiendo nostalgias.
V
El Ángelus invade la comarca
el corazón arde en llamas.
VI
Y su olor.
Invadiéndolo todo
con su acre sabor a despedida.
VI
Heráclito y su mar
me dan la bienvenida.
Victoria Asís