Llegas a mí en esta tarde
medito en silencio,
en este viejo sillón de madera crujiente.
Cierro mis ojos estás al llegar.
Con tu sonrisa de invierno fresca,
con tu mochila de sueños e incertidumbre.
Nuestras almas se funden,
como el fuego de un bosque en llamas.
Mírame, yo a tu lado…
me das tu corazón, te bajaré la luna.
Gracias te digo por
todos los días un poco más
Héctor Amado Montenegro-