Poemas

Gaviotas

Esa larga bufanda de arena

que calienta mi andar, estirada

junto a los líquidos umbrales,

tiene alas.

 

Ellas se llevan los pesares

somnolientos que verano ha reunido

en su casa. Anónima

entonces el alma, libre,

más liviana. ¿Qué quedó

de mí en esta franja?

 

Cuando las olas comenzaron

a vestir de luto las llegadas

-quietos el cielo, sus cristales

primerizos, faroles, focos, faros-

un dolor recién nacido

(el pequeño plumaje

yerto entre algas)

me hizo volver

al que fui antes.

 

Héctor Rosales-

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