Poemas

Para ese porvenir que ansiamos

Uno tiene que salirse de sí mismo,

para verse en los horizontes de Dios,

a través de la donación a sus semejantes.

 

Uno tiene que adentrarse por sí mismo,

para alumbrarse en los campos del Creador,

a través de la ofrenda a sus contrarios.

 

Uno tiene que ser la réplica de la cuestión,

la palabra del que no encuentra voz,

el corazón del que no halla su propio latido.

 

Uno tiene que ser el astro radiante,

la luz del que no descubre el albor,

el sueño que vierte sonrisas, no lágrimas.

 

Es el camino de la vida el que nos conduce,

para poder amar como el eterno autor,

para poder pensar y ser el poema que somos.

 

Dios habla en silencio para todos y por todos.

Hay que responderle en soledad conjunta.

Sólo Él sabe de nuestras penas y alegrías.

 

Edificó una vida para vivirla unidos.

Erigió la cruz para seguirle y alcanzarle.

Puso la semilla de mostaza como imagen.

 

Salgan al encuentro y encuéntrense.

Tómense el compromiso de ser.

Que para ser amor hay que ser de Dios.

 

Sepan que quien a Dios lleva, porta la vida.

Que quien a Dios llama, vocea el amor.

Vida y amor, con eso nos llega y nos sobra.

 

No hay porvenir mayor para el camino,

que una mirada de Dios en tus ojos,

y un beso de tus rojos labios en Dios.

 

Quien lo probó, lo sabe.

Es la felicidad más sublime,

la certeza de no sentirse abandonado jamás.

 

Víctor Corcoba Herrero– corcoba@telefonica.net

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