Guarda mi almohada tu sombra
y tu fragancia.
Pleno de luz te evoco
en la alborada.
Tu sonrisa enredada
entre mi pelo…
Me dormiré cantando
sin palabras.
Guarda mi pecho la huella
de tus manos
sensitivas, abiertas,
inspiradas.
La espera se acrecienta
con nombrarte.
Tu amor es río ardiente.
Miel y lava.
Cris Fernández-
Pingback: 9 de enero de 2013 : : Cronica Literaria