diré:
que a veces
estamos en la tierra
como un poema
leído a contramano,
como la madera que abre los ojos
y no reconoce
el ocre de la tarde.
sentimos el dolor
sobre los huesos de la mañana
y sabemos
que no puede el cisne
con su canto
desmantelar
los guijarros clavados
en el cuerpo.
ilegibles tajos
colgados de una rama seca.
Susana Zazzetti-