Poemas

Exilios

Madre, todo ha cambiado.

Hasta el otoño es un soplo ruinoso

que abate el bosquecillo.

Ya nada nos protege contra el agua

y la noche.

Todo ha cambiado ya.

La quemadura del aire entra

en mis ojos y en los tuyos,

y aquel niño que oías

correr desde la sala oscura,

yo no ríe.

Ahora todo ha cambiado.

Abre puertas y armarios

para que estalle lejos esa infancia

apaleada en el aire calino;

para que nunca veas el viejo pedregoso

camino de mis manos,

para que no sientas deambular

por las calles de este mundo

ni descubras la casa vacía

de hojas y de hombres

donde el mismo ayer sigue

buscando soledades, anhelos.

 

Heberto Padilla-

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