Poemas

III

Déjame en mis equívocos mis logros malversados

mis versos trotadores de nubes disolutas

Déjame marchitar la flor de los ocasos

que nunca brotará de la espalda de un dios

los quizás que me añoran como la brisa al hálito

que de añoranza viven en la piel de tu voz

 

Déjame el corazón en su caja de música.

No lo llenes de tinta por pequeño que sea.

Es un planeta ecuestre que se aleja a trotar

por cada incertidumbre que te llena y vacía

de serpientes y harapos y certezas abstractas

 

No me dejes tu nombre apuntado en la duda.

Escríbelo en el aire donde yo tengo el mío

para no regresar al eco innecesario

y mi regreso sea una ausencia de mí

 

Poemas de Casi luz

 

Antonio Arroyo Silva-

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