Crónica Literaria

Diario Cronica

Diseño y actualización:
Alberto Vargas

2001 - 2010
Comodoro Rivadavia
Chubut - Argentina

6 de enero de 2010

Viajero y destino

Vamos por la tierra unidos al hilo
Del delirio de las palabras: collar, jade,
Plumas de estrellas salen a nuestro paso,
Cuelgan de las vigas de la memoria,
Están ahí como huellas indelebles
Del destino. Leyes de la aurora, acaso,
En su momento, cuando la lucidez
No tenía miedo o, el mundo, aún
No llegaba a Vía Crucis.
Pero resulta que la corona de espinas
Vació la sangre, el destino fue otro
Al abrir el dolor y cruzar la lágrima,
Al asfixiar las sienes con el ultraje del humo
Y no subir las escaleras de las nubes
Con el confiado fuego de la ternura.
Ayer nada más, el tránsito fue áspero:
Era también la muerte respiro de ventanas:
Fue el grito y el desmán, látigo perverso,
Fue el ojo inquisidor un feroz báculo,
Fue la lluvia jinete del Apocalipsis.

Ahora caminamos en desfallecida hoguera:
Se siembra la tristeza en la argamasa
De la eternidad como otro cielo de sombras,
Como otro cielo enrojecido de llamas,
Como otra noche sumida en templos semioscuros.
En este espacio de siglos, la vida humana,
Se torna un sediento designio,
Metamorfosis donde la razón es vértigo
Y el hombre y la mujer, campanas
De su propio espejo.
Miles de años han sonado las trompetas,
Y sin embargo, el eco ha negado su moraleja.
No tenemos mayor constelación que la quietud
Incierta e inapelable de los guijarros:
El torbellino del horror lame las sienes;
La medianoche forma en sombras
El cósmico destino de los fósforos.

Un viajero y su destino devoran, entre
Frenéticos vagones de enredaderas,
Las vértebras del tiempo en segundos;
Va aquí y allá hacia un punto ciego
Donde las ventanas cuelgan de los árboles
Y los ojos, de naves inasibles.
Un viajero quiere llegar a feliz puerto,
Pero a menudo el horizonte sólo es sedienta
Forma de un aliento de túnicas fugaces,
Donde el cuerpo agotado
Acaricia trémulas evocaciones
De un calendario entre escombros…

André Cruchaga