Poema del
Concurso Bodas de Plata

La dulce espera

Existe un ser que nos acompañará toda la vida, todo es bello y más cálido, todo
conmueve con más facilidad.
La fuente de vida que encendiste en mi vientre, hace de mi cuerpo y alma un
elemento útil de protección e ilusión.
Y mientras tanto mi cintura se hace luna y mis pechos se llenan de amor, inventamos
sueños que acarician el corazón.
Y el tacto es el lenguaje que asegura tu presencia, porque mi vida se nutre de la tuya,
porque todo mi ser está ligado a la totalidad de tu existencia.
Y el tiempo que dura la claridad del sol, es el que ocupamos en conocerte, porque por
las noches el sueño nos envuelve.
Y mientras cambiamos cuadernos y lápices, por pañales y biberón, mi cuarto se
convierte en nuestro cuarto.
Y el perfume que endulza, el color pastel de las paredes y la tenue luz, son ahora
protagonistas en esta habitación.
Y sin mirar atrás, el camino es más largo y difícil, dejamos de preocuparnos de
pequeñas cosas para ocuparnos de grandes desafíos.
Y mientras dejamos atrás nuestros temores, juntos nos aventuramos en esta nueva
etapa que decidimos enfrentar.
Y pese a nuestra poca experiencia de vida, elegimos crecer juntos, elegimos formar
parte de la maravillosa trayectoria de ser padres.
Asimismo, en el día tan esperado, ser padres es un mundo nuevo que hasta entonces
creíamos conocer.
Mientras la sostienes en tus brazos, veo tus ojos reflejados en los suyos y puedo
percibir tu ingenuidad y ansiedad ante lo que vendrá.
La tomo en mis brazos y siento mucho deseo de que se quede a mi lado para
siempre, deseo que nos fortalezcamos como familia en cada tropiezo y caída.
Que sus pasos sean nuestros pasos, su crecimiento sea nuestro crecimiento y unidos
lograremos grandes cosas.

Antonella Celeste Cid-