Ruidos
Salta la voz y ahuyenta los latidos
no hay ninguna que le asista
para calmar palpitaciones.
Es hueco el momento como el vacío
hondo se mueve el gesto que hurga
que antecede a la palabra
pero todo es negado en esta hora
y se justifica el dolor
la sorderaza inutilidad del tímpano protector.
Llega y se impone
no establece los límites
la voz llega los límites
la voz llega y estremece
alguien habla en tu misma lengua
pero está negada la comprensión
no hay barreras para el silencio
apenas existe el sonido que abruma
la amalgama de notas, golpes,
y el horror de un grito prolongado
que se impone a la calma
y la palabra estalla… inaudible.
Fidel Fidalgo Moncada-
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