Mi despedida

En esta eterna morada
donde me están sepultando
a todos los sigo amando
de una manera callada.

Junto a Dios, hago mi entrada
de mi espíritu sincero
aunque mi sepulturero
deje la tapa sellada.

Mi voz será una tonada
para quien queda en vida
sólo fue una despedida
natural, bien realizada.

Lágrimas bien derramadas
se verán en muchos ojos
porque el sentimiento es flojo
y mi poesía una espada.

Pronto seré la carnada
de los gusanos hambrientos
que no creen en el cemento
ni en la familia angustiada.

Ni en mi poesía cargada
de pureza y tanto amor
hoy me uno a su dolor
en esta eterna morada.

Ricardo González-