La esperanza
Amiga de mis horas de tristeza
ven a calmar de este dolor la herida,
tú que llena de amor y de nobleza,
derramas sobre mi la fe perdida.
Ven y alivia la pena que me agobia,
con la gracia que el cielo te depara,
¡Oh fiel amiga! En mi pesar y gloria,
siento como tu luz me desampara.
No huyas de mí en esta gran tiniebla,
báñame de esa luz clara y divina,
casi ya sepultada en fría niebla,
aclamo por tu amor que me ilumina.
En angustiosas horas sin consuelo.
llegabas siempre hermosa, pura, mansa,
y hoy con tu ausencia se me escapa el cielo,
junto a tu dulce hombre “Mi esperanza”.
Oneyda Cruz Pérez-
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