Embriagado de olvido
Inconcientemente,
pretendí tornarme ridículo,
oponerme a la cordura,
gritar por lo perdido
que ya no tiene forma
ni afectos.
Quise revertirme,
sorprender a los incautos,
robarles la fe a los creyentes.
Ser preciso y original.
Pero mi vida se adhiere
a otras vidas,
otras sensibilidades cotidianas,
como responsabilidades debidas.
Entonces,
cierro las fronteras
y bebo el vino del olvido.
Luis Camacho-
|