Nada
Yo quería creer en los augurios
aspiré a encontrar otro cuerpo
que llegará, a mi lado, a estimular
la sonrisa que salva, justo al pie
de las frondas
y a que el abismo cediera su lugar
para comprender el vaticinio.
Yo quería crecer debajo de un almendro
y cascar cada fruto
encontrar en su interior la masa dulzona,
saciar esta hambre
que hoy me abrasa y sostiene
temeroso del cuerpo que se niega
y disimulo junto al agua
la pobre levedad de otra sonrisa.
Yo quería ascender con ese empeño
que tenemos para conquistar el verbo
y negar el oculto acertijo
que me impuso ese cuerpo hoy extraño
en el abrazo.
Yo quería descender hasta el vacío
y negado al concepto acusador
desbrozar el sendero
tras el cuerpo que ofrecido
me lastimó la tarde
y un sollozo disimulé con la tos
que sobrevino luego.
Yo quería, finalmente, ausentarme
y escribir un poema
que condujera a la ruta
de ese cuerpo lejano que no llega
y que quema, lástima y se marcha
aplastando las hierbas del sendero
en su estampida.
Yo quería decirlo, y lo dije
a mi modo, presuroso, sin juicio,
pero nadie entendió
que ese cuerpo postrado en la fuente
fuera el mismo que escaparía
de mi sombra
para dejar a la vera
la silueta perdida de la nada.
Fidel Hidalgo Moncada-
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