La desaparición forzada de personas se juega en el terreno de las batallas por el sentido. En el origen, porque con los detenidos-desaparecidos nada de lo que habitualmente encaja lo hace: las identidades pierden pie y las maneras de hablar de ellas deben bucear en mares a las que no están habituadas. Allí y entonces la figura del detenido-desaparecido es, en efecto, una verdadera quiebra, una catástrofe del sentido.
¿Cómo administrar una muerte sin cuerpo? ¿Cómo representar lo que sucede en lugares de donde el lenguaje fue expulsado, chupado, y la norma era la excepción? ¿Cómo recomponer el mundo tras ausencias que, en pluralidad, no lo son? son algunos de los interrogantes más terribles.
Luego, pasado el tiempo, porque en ese mundo que queda tras la catástrofe se habita y no son pocos quienes lo hacen: profesionales de la representación, militantes de la recuperación del sentido y, sobre todo, afectados y familiares, con vidas y posiciones cruzadas, a veces incluso confrontadas, con discursos variados, opuestos en ocasiones: desde los heroicos a los trágicos, desde los épicos a los paródicos. Todos habitan el mismo mundo, el del detenido-desaparecido, y hacen del sentido su lugar de conexión y disputa.
Gabriel Gatti es sociólogo, profesor titular en la Universidad del País Vasco y coordinador del Centro de Estudios sobre la Identidad Colectiva. En el CEIC conduce una línea de investigación transdisciplinar sobre la figura de la víctima y sobre los procesos de construcción de su identidad social. (Editorial Prometeo)
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