Poemas

Pero se izó la nube…

Pero se izó la nube de magnolia

hasta llegar al núcleo ahogado,

estambre eléctrico y pistilo triturado de amor,

monedas deshojadas por el terrible cheque templario,

o bien las brujas vírgenes prudentes

y la plomiza nada milenaria.

El día tuvo el don de la alta seda,

amor mío, amor mío, y por eso aún escúchame,

por eso te repito el perdido poema,

amor mío, amor mío, tu voz que amé y que cruza

las pupilas moradas de los puentes.

Y tu olor habitado, azul, y todo

lo que ahora abandono y abandonas

no sé con qué propósito,

ni sé de qué manera clandestina,

ahora, mientras yo rompo

la idea de tu rostro

y continúo ignorando

qué invierno,

qué arteria barroca del diciembre aquél,

qué orden despierto es el tuyo

mientras yo vivo sola, y duermo, y te detesto.

 

Blanca Andreu-

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