Déjame entrar a tu silencio
por la puerta del alma.
No usaré la llave.
No provocaré ruidos.
No hablaré.
Sólo respiraré para vivir
si respirar significa vida.
Tal vez haya un lugar
en tu silencio,
donde pueda sostener mi rebeldía.
No sé si soy, o he sido,
la ilusión de un hombre
sometido a rituales clandestinos.
He clausurado mis votos,
destapado los estigmas
y exhalado sudores anónimos.
Estoy frente al exilio
de mi propia fortaleza,
por eso necesito entrar
a tu silencio,
para saber si aún existo
en las zonas redimidas
de tus pensamientos.
Víctor Hugo Tissera-