Déjame en mis equívocos mis logros malversados
mis versos trotadores de nubes disolutas
Déjame marchitar la flor de los ocasos
que nunca brotará de la espalda de un dios
los quizás que me añoran como la brisa al hálito
que de añoranza viven en la piel de tu voz
Déjame el corazón en su caja de música.
No lo llenes de tinta por pequeño que sea.
Es un planeta ecuestre que se aleja a trotar
por cada incer21tidumbre que te llena y vacía
de serpientes y harapos y certezas abstractas
No me dejes tu nombre apuntado en la duda.
Escríbelo en el aire donde yo tengo el mío
para no regresar al eco innecesario
y mi regreso sea una ausencia de mí
Poemas de Casi luz
Antonio Arroyo Silva-