Creo que la noche
vestida de satén azul
son altos silencios detenidos.
Y estas puertas repetidas y alineadas
son las manos que guardan
los secretos bajo siete sellos.
Creo también en los milagros
con su antigua tenacidad de rio,
ojos extensos donde se deslizan
los días como cisnes.
Creo que los vientos húmedos
también esperan una lenta marea
con su cabellera de adioses perfectos.
Creo en el sueño,
y sus largos puertos amarillos,
en el arrecife de su luz
hay una ciudad doblada,
fundida como un tallo en el agua
cuando amanece.
El mito y las leyendas
son planas sombras consagradas
bajo una luna de tiza,
y los hombres,
planos en su pequeño circo multicolor
perecen bajo un cielo desmedido,
soberbios como reyes.
Daniel Arias-