Poemas

Gotas de lacre

Mi realidad es la que el poema me señala,

sin más alcance y con menos fisuras que una corteza férrea

ciñendo vapores del sueño y la noche o gotas de lacre señalando

un verso de comienzo de año o una visión de alquimias

y nuevos abismos de siglos en el vacío o estados de energía,

formando un pequeño ángulo de verdades con la vertical del universo.

 

Cómo hablar de cualquier fisura dormida,

de la fabulosa raíz del tiempo sin principio ni final

o bien, decir todo lo que debiera ser aureola

en torno a voces perdidas en su propia hondura.

 

Sabes que el canto de tus olas es obligatorio,

que el universo sólo descubre sus alianzas

andando dentro de uno mismo

en esta amalgama de ecos, inquietudes

respirando en aguas sin respuesta.

 

Estoy vivo y estaré muerto,

como un sonido que atravesó la galaxia.

 

Soy el alimento de millones de años

preparándome a través de los siglos en escapadas furtivas,

razas, mares por tiempos milenarios.

 

Unido siempre a esa cadena de esqueletos

que se pierde en las noches terciarias

y cada uno guarda su pasión encendida

su amor enloquecido y quizá transmisible.

 

Y cada uno piensa y lleva su lepra legendaria,

sus auroras explosivas.

Y allí estás hecho humano por exceso

de animal taciturno, doloroso

en tus huesos pensadores.

Acostumbrado a tu carne profética

y feliz sobre tu sexo irresponsable

tanto que pareces una magnolia en el mar.

 

Jaime Icho Kozak-

Comments

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *