Poemas

Los mudos rescoldos

Cada día caminamos

el resto de la tarde por primera vez.

A tientas la mano revisa la oscuridad:

hay brasas en las cenizas

y miradas que se callan hasta el frío.

 

Ciegos para todo, los dedos

rebaten las páginas del tiempo

y los dobleces laceran la alegría.

Los árboles soñados son apenas

un abuso del horizonte.

 

Aún abriendo los ojos

caminamos para el asombro:

los caminos son tantos,

las calles tan angostas,

las casas tan pequeñas.

 

De Simulación de la rosa

Ricardo Rubio

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