Poemas

Luego el vacío devorándonos…

Luego el vacío devorándonos,

indulgente y compasivo,

queriendo llegar al ocaso,

pero una campana repica con saña inusitada

señalando nuestra piel marchita

antes de morir

cuando ya no hay caso.

No quiero cerrar los ojos

sin haber pasado alguna vez

por el paraíso,

sin haber compartido el fruto prohibido,

aunque sea una vana ilusión

para hacernos pecar,

pero, lento el andar,

tembloroso,

recuerdo mis promesas

y enmudezco

y digo adiós.

 

Dinko Pavlov Miranda-

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *