Poemas

Resurrección

No cantes, no cantes, porque vienen de lejos los náufragos,

vienen los presos, los tuertos, los monjes, los oradores,

los suicidas.

Vienen las puertas, de nuevo, y el frío de las piedras,

de las escalinatas,

y, con un ropaje negro, aquellas dos manos antiguas.

Y una vela de móvil llama humeante. Y los libros. Y

las escrituras.

No cantes, no. Porque era la música de tu

voz lo que se oía. Soy una muerta reciente, aún

con lágrimas.

Alguien escupió distraídamente sobre mis pestañas.

Por eso vi que ya era tarde.

 

Y dejé en mis pies quedarse el sol y andar las moscas.

Y de mis dientes se escurrió una lenta saliva.

No cantes, pues trencé mis cabellos, ahora,

y estoy ante el espejo, y sé bien que ando en fuga.

 

Cecilia Meireles-

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *