Poemas

Cuando el rojo se detiene

En esta esquina, el peón

y en esta otra, la torre.

 

Salto como un caballo al centro de la pista,

me niego al juego

a costa de volverme humano

y atropellable.

Con un pase de pecho,

Evito la corneada del último auto

y siguiendo el ritmo, giro

en un torbellino de risa

que apaga y destroza pancartas.

 

Una sonrisa en la nuca, me salva,

espanta puñales…

 

Semáforo en rojo y palpito,

detengo por breves segundos

la muerte en los cristales,

la próxima estocada del mundo

que resopla

y se me viene encima.

 

Fabricio Estrada-

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