Poemas

Discurso sin palabras

No quiero lengua alguna, no quiero palabras;
qué sagrada diferencia entre hombre y enamorado,
un bello paso tal como fragmento de un baile, una boca,
cosida con conchas de un brillo rosa y plateado.
Tranquila experiencia, decisiones al atardecer,
mano con mano fusionadas, dudas que se fugan…
Como agua y piedras, como auge y caída
llévame, tal como dijimos, sin palabras, sin demora.
Adelante, después a ninguna parte (entre risitas ajenas)
tan solos como brotes bajo químicas señales
del aire y de la lluvia: unos monjes cosechan centeno,
desnudos hasta la cintura. Y nosotros esparcidos
cuchicheamos alrededor. Estamos sin palabras
crucificados en su negra cruz,
sin ropa como ellos: desnudos hasta la cintura.
Pero aún por el campo, entre el croar de las ranas, como si
estuvieran debajo de mi corazón: cosechan los correligionarios,
pero aún en esta biblia del espacio circular
las zarzamoras escriben sus páginas inmortales
y aún hay quien piensa que puede resucitar
e impacientemente espera que de la vida se harte…
Mientras estás aquí,
mientras aquí estás tú,
el cielo te aprieta con su lupa azul.
Y el sol te ilumina con ojos inflamados,
y tú estás enamorado de alguien,
pero quién,
dónde,
¿dónde está?

Ekaterina Grigorova-

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