Hay un tiempo que no fluye,
que es de uno,
que se siente suspendido.
Un tiempo incierto… que nos mira,
desde el techo,
allí fijado, implacable
es un tiempo de vacío y vaguedades
pero es inapelable:
no tiene las respuestas,
ni tiene las edades
baja desnudo a nuestras espaldas posarse,
¡Como protegiéndonos de alguna esperanza,
está listo a levantarse!
Para amurallar enojos,
y sellar silencios
porque decir esperas es declarar soledades
y aceptar, que en alguna esquina de la vida,
nos está faltando alguien.
Norma Rosa Masarone-
Pingback: 15 de agosto de 2012 : : Cronica Literaria