Al poeta amigo y compañero Paco Urondo, muerto por defender sus ideales
El militante
cuando se esfuma
saqueado en sus latidos
se lleva lo soñado
se va diluyendo
para hacerse ave.
Sus ojos
alucinan a la noche
encendiendo el fragor
en la luminosidad.
Lentamente,
percibimos el canto
racimos de la floresta
en pétalos de la rebeldía.
El militante
sigue musicando
la calle y el sueño.
El ardor
es lo que se renueva
en la espuma de su antigua mirada,
para volverse a quedar
en los aromas.
El militante vive
en los otros
y se queda
alumbrando a los que llegan.
Alfredo Carlino-