Poemas

De tierra

El amor ascendía entre nosotros

como la luna entre las dos palmeras

que nunca se abrazaron… – Miguel Hernández

 

Éramos dos cipreses de pantanos.

Siempre lo supimos, siempre.

No obstante nuestros brazos, nuestros cuerpos.

Desesperadamente se buscaban.

Incesantemente moríamos.

Uno hacia el otro íbamos.

Buscando, ciegos, sordos, mudos.

Creciendo para arriba.

Creciendo para abajo.

Bufando, como un toro a la luna.

Enterrando la boca en nuestra ausencia.

Los ojos en las ciénagas.

En los charcos, el sexo.

Empantanada carne moribunda.

Amor, empantanado en  barro.

Amor  de tierra, quizás un día…

Solo un día, quizás, se besen nuestras bocas.

 

Amelia Arellano-

Comments

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *