A veces la miro…,
rosa en tu pedestal, quieta y callada.
A veces te observo,
altiva y distante, rosa de amor deshojada.
Te perdí de mi mundo
y de mi mundo bajé por verte yo enamorada,
a veces la tengo
envuelta en su corona de espinosa alambrada.
A veces no te quiero,
y a veces me odio más, a mí…, rosa desangelada.
Otras veces te amo,
más que a mi sangre, mi vida y mi alma.
Fidel García-