Mi voz se ha roto al pronunciar tu nombre
sea cierto o no la desazón que esconde.
En cartón se convirtió mi alma
hojas secas brotaron de mis ojos-ramas,
mi corazón como la roca batallaba
preparada para el acto,
también para la emboscada.
Sentenció mi cuerpo!, un hilo de plata
recorrió mi alma.
Empalideció aún más ese semblante muerto,
acarició la juventud que le quedaba.
Sin mediar la gracia de mi último deseo
he visto parpadear al ruego;
De él , se han desprendido ganas,
ansias de vivir a pleno
tan excelsas , francas
que me han otorgado el sueño
de seguir viviendo
mientras la muerte ha quedado muerta
en su cama.
Bárbara Himmel-