¿Y qué hago yo aquí inspiración pedante,
si en este mismo instante te llevo hacia el altar,
si estoy pensando en ti y miro en tu semblante
y siempre tu, distante, me ocultas tu mirar?
Si en esta incertidumbre me acosas con descaro,
me insultas y me ofendes, no te apiadas de mi,
y aunque vuelvo a insistir y en ello no reparo
y tu peaje es tan caro, no logro resistir.
Si yo vuelvo hacia ti mis ojos encendidos
sintiendo los latidos de este corazón,
perdiendo la razón, mi cuerpo dolorido,
ausente estoy perdido en esta sinrazón.
Reconozco tus méritos y admiro tu belleza
y aquella gran destreza que tienes al plasmar
sobre el fondo del mar aquel lema que reza:
maneja bien tus remos y aprende navegar.
Hoy te pido, te imploro, aquí dejo una hoja,
rasga sobre el papel tus bellos pensamientos,
avísame el momento para que yo los acoja
antes que por azar se esfumen con el viento.
Donaciano Bueno Diez-