¡Cuánto canta el alma
por la vida!
Es inconsciente y total.
La conjunción que somos
va cantando…
gritando quizás,
aullando a veces…
pues la vida real,
así lo exige.
Te pide estar despierto
entregarlo todo.
Detenerte y pensar…
el silencio es vida,
meditar y orar,
una consigna.
Luego continuar la marcha
más tranquilo.
Estar convencidos
del Dios que nos asiste
elevar su estandarte
demostrando el amor
a los hermanos.
Así será más fácil
la partida, y el perdón,
llegará sin despedidas.
¡Cuánto he aprendido
en este tiempo, vida!
Sigue indicándome
el sendero cada día
pues el paso se ha hecho lento
y sigue costando la subida.
Soledad Ferreira-