Poemas

San Sebastián

Él abre su cuerpo al mundo
como quien ata la voz a un árbol
y la multiplica.

Sabemos que es así,
que nada evitará su despedida,
la victoria feroz
del que ha perdido.

Si le dan a elegir
entre el silencio o el silencio,
prefiere el estallido
o la mueca
de su representación.

Ah, mi querido,
la revolución ya pasó
y no nos dimos cuenta.
Se fue como esta noche,
tratando de entender
por qué él
-tan bello y extraño-
se deja atravesar por nuestras flechas,
por qué abandona su cuerpo a nuestro mundo
y nosotros tan lejanos como Dios.

de Jardín en Movimiento, 2003
Enrique Solinas-

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