Y yo te tengo acá, o allá
-da igual si estás-
y entonces esa cruz se hace de papel
y entonces empieza a llover y esa cruz
se desarma como esas flor de panadero
que uno de chico soplaba
para pedirle deseos.
Entonces la tarde -que era toda lluvia
y viento y domingo de otoño-
sigue siendo una tarde de lluvia y de viento
y de domingo de otoño
pero ya sin cruces
porque vos estás
acá
o allá
-da igual, estás-.
Sebastián Zampatti-