Yo me arrojé al entrevero,
Arrogante, indefenso,
Un puñal mordido
Entre dientes.
Y nada he cometido,
Aquí me encuentran sentado,
A la vera de la travesía.
He sido a veces el sueño que siempre solo se sueña,
Y en aguas se llora.
Doy los pasos sin huellas,
Me preludio contrariado de una caminata
entre rieles.
Yo era un acaso,
Colmena de latidos fulgentes,
que ilumina al Platero y yo.
Un extraviado olor a sal,
Un fuego
El vacío.
Su diapasón
Al borde
El desgarro de una ceniza.
Federico Luis Baggini-