Recuerda cuán amada, señora, fuiste de mí – Anónimo español (s. XVI)
I.
Es otro y el mismo tu cuerpo
que baña el agua lustral de los siglos.
Apenas es tu memoria en el viento
frío que gime y que cruza un hondo
bosque de pinos y la oscura maleza
que impasible ronda los mármoles.
Tantos racimos de la vida esperaste
tantas flores rendidas a tu mano
y su tono fiel al cabo te acompaña.
II.
Cae a plomo la curva de la tarde
campanada inmóvil, espejo de agua
gravemente roja. A lo lejos se escucha
el canto de algún pájaro perdido
y piadosa desciende la noche sobre
los actos de la tierra. Amor, es otra
y la misma luz que ahora te inviste,
alta de sueño y de toda melancolía
dueña, por encima del tiempo que pasa.
Alejandro Drewes-