Poemas

Porcelanas

Aquellas horas de grácil porcelana,

cuando era eterno rosal de la alegría,

el mundo desglosaba en fantasía

y el color eran horas de solana;

 

correr y brincar cada mañana

despeinando los bucles de mi día,

las flores con su rara geometría

y la risa hedónica y temprana;

 

el ansioso cristal de mi ventana

y la voz de mi madre, grácil pana

enrolada en un grial de melodía

 

que aventaba mi clásica galbana

como un diario concilio de su diana.

¡Era dulce mi madre y era mía!

 

Rodolfo Virginio Leiro

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