Poemas

Asedio

No me culpes.

Por rondar tu casa como una pantera

y husmear en la tierra tus pisadas.

Por traspasar tus muros,

por abrir agujeros para verte soñar.

Por preparar mis filtros vestida de hechicera,

por recordar tus ojos de hielo mientras guardo

entre mis ropas un punzón de acero.

Por abrir trampas

y clavar cuchillos en todos tus caminos.

Por salir en la noche a la montaña

para gritar tu nombre

y por manchar con él los blancos paredones

de las iglesias y los hospitales.

Hay en mí una paloma

que entristece la noche con su arrullo.

Mi noche de blasfemias y de lágrimas.

 

Piedad Bonnett

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *